by Fisio | 24/03/2010 15:11
Como es un tema recurrente, os traigo una primera aproximación sobre la implicación del psoas realizando un trabajo inadecuado en el entrenamiento. Frecuentemente encuentro lesiones asociadas debido a un trabajo de abdominales inadecuado, habitualmente flexiones de tronco y elevaciones de pierna, especialmente en personas desentrenadas, lo que produce tracciones lesivas implicando tanto al psoas como estabilizador como al ilíaco durante el movimiento fásico. Existen numerosos estudios que han intentado relacionar la incidencia biomecánica de la desviación de la columna en el plano sagital y en el plano coronal para determinar relaciones causa efecto en el dolor lumbar, sin embargo, desviaciones en el plano coronal y transversal (escoliosis) de hasta 60º Cobb no incrementan el riesgo de padecer dolor, así como espondilostesis I y II. Más aún, en estudios mediante resonancia magnética se ha hallado que 30-50% de la gente que tiene hernias y profusiones discales no presentan sintomatología alguna, ni saben que las tienen. Tampoco hay correlaciones causales con estenosis espinal, o patología degenerativa en el disco. Por lo tanto, en relación al dolor lumbar, no existen anomalías anatómicas macroscópicas bien definidas, ni relación clínica radiológica clara, a pesar de ser diagnósticos comunes. El «diagnóstico» sigue siendo muy desafortunado entre la comunidad médica. Usualmente sólo analizan la estructura… que pasa con la función?
Por su situación anatómica en la lordosis lumbar, y su gran potencia, el psoas es un músculo clínicamente relacionado con múltiples alteraciones en el esqueleto axial:
Estudios:
Los estudios retrospectivos que tratan de hallar alguna correlación estructural son poco clarificadores. Se ha intentado establecer algún tipo de relación entre flexión, extensión, flexibilidad, inclinación lateral o correlación electromiográfica. En general, se muestra cierta tendencia a obtener alteraciones en EMG a nivel segmentario, síntoma de un pobre control motor y un patrón biomecánico aberrante.
Estudios prospectivos:aquellos basados en fuerza no encontraron hallazgos significativos en seguimientos de varios años. Sí se ha encontrado una correlación en relación a la resistencia y la incidencia de dolor lumbar.
En ejercicios como situps (típicamente elevar el tronco en el suelo con las piernas flexionadas) se encontró un desplazamiento de la 5º vértebra lumbar por tracción del psoas mediante Rayos X (Clarke). Los sit ups con piernas flexionadas con pies fijos realizados en múltiples pruebas para evaluar el rendimiento abdominal, incrementan la presión intradiscal respecto a realizarlo con piernas extendidas. El levantamiento del tronco genera grandes fuerzas de presión intradiscal. (Liemohn J.O Sports Physical Therapy 1988).
Kalimo et al 1989 mostró atrofia en fibras tipo II cuando existe prolapso discal y en sujetos sedentarios. El reentrenamiento en los sujetos se asoció con una menor persistencia de dolor lumbar. No existen muchos estudios realizados con levantadores de peso, pero los que hay han mostrado un menor tamaño en los discos intervertebrales (AJSM 1988). Estudios en atletas, muestran una mayor degeneración lumbar que las personas sedentarias (JB&JS 2004).
Más interesantes son los estudios sobre la función, habiéndose encontrado mediante EMG de profundidad retardos en la activación, lo que podría llevar una falta de estabilidad en la columna lumbar.
Otros músculos asociados:
El oblicuo también forma parte en la estructura lumbar. Al insertarse en la fascia de los erectores espinales, apoyan la función de estos sobre el impacto mecánico en el esqueleto axial. Análisis aparte merecen los erectores espinales. Dejando a un lado el mecanismo neurológico dependiente del sistema vestibular y la función altamente propioceptiva de los multífidos, mecánicamente, el pasar muchas horas sentados crea una situación de sobreestiramiento y probable laxitud con debilitamiento, lo que crea una situación de debilidad en la zona posterior de la columna.
En dolor de espalda recurrente, se encontró asociación con isquitibiales, y con la amplitud en la extensión lumbar. Se ha encontrado que unos isquitibiales hipertónicos impiden una correcta báscula pélvica incrementando el estrés compresivo en la columna (Gracovetsky). Sin embargo, sigue siendo el control motor la alteración más ampliamente relacionada con las disfunciones lumbopélvicas, aunque por su amplitud, no lo abordaremos en esta pequeña introducción.
La articulación lumbosacra:
Soporta el mayor peso y la mayor parte de fuerzas de cizalla. El último espacio lumbosacro es el que tiene la mayor movilidad: 75% de toda la flexión de la columna lumbar. Esto determina la mayor probabilidad de lesión entre L5-S1 y L4-L5. Â La quinta vertebra lumbar ejerce una fuerza deslizante cizallante hacia adelante y abajo. Si aumenta el ángulo, el declive del plano también aumenta, provocando mayor estrés y una hiperlordosis que causa dolor por varios mecanismos: compresión del disco intervertebral lumbosacro en su parte posterior, sobrecarga en las articulaciones interapofisiarias, estrechamiento del agujero de conjunción lumbosacro y compresión radicular.
Ligamentos:
La presión sobre el ligamento común posterior produce dolor, lo que ocurre cuando existe una degeneración discal o cuando el núcleo pulposo es desplazado hacia atrás. El ligamento amarillo y los ligamentos interespinosos en cambio no parecen ser demasiado sensibles.
Raíces nerviosas:
Cuando existe compromiso neurológico, el dolor puede irradiarse siguiendo la distribución del nervio correspondiente (signos irritativos de la raíz). Cuando la compresión es mayor o permanente, se altera la función, provocando síntomas deficitarios, hipo o arreflexia y paresias.
Concluyendo:
Una sobresolicitaión del psoas a la larga podría conllevar varias alteraciones en una zona de alto compromiso biomecánico: inestabilidad en la columna lumbar por retardo en la activación, tracciones periósticas, cambios estenóticos de canal, cambios en la distribución de las presiones, aumento de presión cigapofisaria, aumento de presión intradiscal, cambio en el ángulo lumbosacro, aumento de las fuerzas de cizalla y compresivas, desplazamiento del nucleo pulposo, etc.
Por supuesto, el estiramiento puede y debe formar parte de una buena salud musculoesquelética, pero no soluciona el estrés biomecánico que supone una mala ejecución de ejercicios que comprometen y sobresolicitan la zona más susceptible a alteraciones del cuerpo como los que habitualmente se prescriben en colegios (test de situps) o se realizan en gimnasios sobre banco romano declinado, etc.
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