Si pensamos en fruta, rápidamente pensamos en vitaminas. Ha existido durante décadas un abuso de una asociación que, por simplista, es desafortunada: “la naranja tiene mucha vitamina C”. Y de ahí, lo que transciende a la opinión pública es que lo importante es la vitamina C.
Serena Guarnieri en la Universidad de Milán se propuso comprobar la diferencia en el daño oxidativo sobre las células mononucleares de sangre periférica del sistema inmune. Para ello reclutó voluntarias no vegetarianas ni fumadoras, libres de fármacos y suplementos dietéticos. Hizo grupos, administrando zumo de naranja fresco pasteurizado, agua con una cantidad equivalente de vitamina C sintética (150 mg), o agua con azúcar.
Posteriormente se recogieron muestras de sangre cada hora durante 8 horas, y pasadas 24 horas. Las muestras de sangre fueron inducidas a oxidación con H2O2. Los grupos zumo de naranja y vitamina c sintética incrementaron las concentraciones de vitamina c en plasma significativamente, hallándose las mayores concentraciones a las 2 y 3 horas después de su consumo, y a partir de ahí decrecieron las concentraciones en plasma. A las 24 horas, los 3 grupos tenian similares valores de vitamina C sanguínea.
Resultados:
El grupo de zumo fue el único que presentó protección al daño oxidativo independientemente de las concentraciones plasmáticas de vitamina c. Ni el grupo suplementado con vitamina C ni el grupo control mostraron protección oxidativa en este tipo de células.
A pesar de que a partir de las 4 horas las concentraciones plasmáticas de vitamina c decrecían notablemente en el grupo del zumo, la protección celular se mantuvo prácticamente constante durante todo el dia. Incluso en las muestras sanguíneas tomadas 24 horas después donde los 3 grupos tenían concentraciones similares de vitamina c en plasma, el grupo zumo de naranja fue el único que mostró protección del adn. Este hallazgo sugiere que existen otros componentes en el zumo que protegen contra el daño inducido en el adn.
Ya existió un estudio similar con el Kiwi (Collins et al 2001), que llegó a conclusiones similares.